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Costumbres leonesas

 
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Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2252
Ubicación: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Jue Jun 01, 2023 12:19 pm    Título del mensaje: Costumbres leonesas Responder citando

Seguramente no habréis vivido estas experiencias y no sé si se las habréis oído contar a vuestros mayores. Algunas cosas, sin embargo, yo creo que han pervivido entre nosotros. De cualquier modo, este texto encontrado en la red me pareció interesante para comprender el modo de vida de nuestros abuelos y bisabuelos o más allá...

LA FAMILIA RURAL LEONESA
LOS HIJOS


La aspiración de la familia rural leonesa, eminentemente religiosa, era la de " tener todos los hijos que Dios les mandase" o " los que la naturaleza diese de sí", que para ellos era prácticamente igual.

En el sistema económico del mundo rural leonés, cada hijo que venía a la familia suponía un aumento de la mano de obra casi gratis. Los hijos que llegaban al mundo venían a aumentar las posibilidades económicas de la pequeña empresa agraria.

LA GESTACIÓN
El periodo de gestación en la cultura rural leonesa formaba parte de un complejo cultural dominado por el tabú, que comprendía todo el campo sexual y la vida íntima matrimonial.
A este tabú iba unida una serie de ritos mágico- religiosos, de los cuales se esperaba conseguir protección para la gestante y la criatura.

Las prácticas religiosas o mágicas dedicadas a conseguir el beneplácito del " numinoso" sobre la gestante eran muy variados, pero los más usuales y variados, en toda la provincia de León, fueron los rezos y oraciones a San Román Nonato, San Antonio, las ofrendas de velas a la Virgen y el rezo a San Antonio.

También eran frecuentes otras muchas prácticas mágicas; en la Ribera, la embarazada se lavaba los pecho con cornezuelos y tomaba pequeñas cantidades de este agua para conseguir un buen parto.

En Tierra de Campos se guardaba el " bollo" del día de las Candelas, un pan ofrecido en la misa, y en su día se lo daban a las mujeres cuando se encontraban en el último mes de la gestación, para que tuviesen un buen parto.

EL PARTO
En casi todos los pueblos había una o varias mujeres que hacían de parteras y ejercían de esta profesión como algo sagrado.

El parto era presenciado por la partera y por la madre y suegra de la que iba a dar a luz; estas personas se encerraban en la habitación matrimonial de la casa a la luz de un candil de aceite.

En cuanto al trato a la recién parida, hay diferencias en cuanto a la zona, en la Ribera tenían costumbre de permanecer ocho días en cama después del parto.' " Ese tiempo lo pasaban a caldo de gallina, galletas y vino blanco".

En cuanto al niño, si nacía débil, lo reanimaban con vino, y si la madre no tenía suficiente leche, le alimentaban con tila, con una especie de sopas de ajo sin pimentón con agua azucarada.

También existió la costumbre de dárselo a alguna vecina del pueblo para que lo amamantase los días después del parto, lo mismo que algunas madres les ponían a mamar de alguna oveja.

La madre permanecía en casa durante cuarenta días en absoluto aislamiento, sin ser vista por ninguna persona del pueblo y de no pasar por delante de la iglesia.

EL BAUTIZO
Cuando nacía un niño en la familia, se encendía una lámpara o candil y no se apagaba hasta el día del bautizo para que las brujas y malos espíritus no se acercasen al recién nacido.

El nombre para el bautizado lo determinaban los padrinos y solía ser el de algún abuelo o familiar o el santo del día. En algún lugar fue costumbre que el nombre lo diese el cura, tomándolo del santoral romano, así Fabriciano, Procopio, Rolindes...

LA SALIDA A MISA
Durante cuarenta días después del parto se consideraba a la que había dado a luz impura o contaminada. Pasados estos días, a imitación de la Virgen María, se celebraba la salida a misa.

Consistía en ir a la iglesia con el niño, acompañada de su madre o madrina y presentarse al sacerdote.

El sacerdote los esperaba a la puerta de la iglesia y allí la rociaba con agua bendita a la madre y al niño, después de rezar salmos y oraciones.

La madre permanecía toda la misa con una vela encendida en sus manos y al llegar al ofertorio presentaba al sacerdote una jarra de vino y un panecillo, llamado la " oblata", en acción de gracias.

Terminada la misa tendía a su hijo sobre el altar de San José si era niño o sobre el altar de la Virgen si era niña, y se lo ofrecía al santo, implorando su protección.
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Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2252
Ubicación: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Lun Sep 22, 2025 10:01 am    Título del mensaje: LA CUELGA leonesa de cumpleaños Responder citando

UNA COSTUMBRE que todavía recuerdo y celebro en cada cumpleaños familiar. El reciente artículo de Nuria V. Martín nos lo recuerda:


Así es la cuelga, la dulce costumbre que nació en la montañas de León y que todos querrán en su cumpleaños

Este original collar de chuches comenzó ofreciendo al agasajado frutas y panes y hoy se llena de coloridas golosinas adaptándose a los tiempos modernos pero sin perder su esencia leonesa
Nuria V. Martín
20 de septiembre de 2025 10:03 h

La cuelga leonesa es una de esas tradiciones que llenan de alegría y dulzura los cumpleaños en la provincia de León. Aunque no es muy conocida fuera de este territorio, para los leoneses es una costumbre profundamente arraigada, así como muy esperada por parte de los cumpleañeros.

La historia de la cuelga leonesa se remonta a las montañas de León. No existe documentación formal sobre los orígenes de esta tradición, ya que se ha transmitido oralmente de generación en generación, algo así como las historias ancestrales relatadas a la luz de la lumbre de las cocinas en un filandón.

Sin embargo, la acepción es oficial: el Diccionario de la Real Academia Española menciona el término “cuelga†como un regalo dado en el día de un cumpleaños. Originalmente, esa “cuelga†consistía en un collar hecho de cuerda de cáñamo en el que se ataban manzanas, panes, pastas y otros alimentos que la tierra ofrecía en el momento del cumpleaños.

Esta cinta, además de ser un símbolo de abundancia y buenos deseos, a veces contenía un aguinaldo escondido entre las manzanas. El obsequio se coloca alrededor del cuello del homenajeado en un momento de descuido.
Tradicionalmente, los padres o padrinos eran los encargados de preparar la cuelga, atando los dulces disponibles en la familia. Con el tiempo, la mejora en el poder adquisitivo y la llegada de una mayor variedad de productos al mercado permitieron que se añadieran nuevos tipos de golosinas, como los famosos Ronchitos de León, chupachups, palotes y bolsitas de piñones. Las manzanas fueron reemplazadas por caramelos y el pan por bombones, haciendo que la cuelga sea no sólo más atractiva sino también más práctica, ya que los dulces envueltos son fáciles de atar, se conservan mejor en el tiempo y no se pierden.

De la montaña leonesa a las afueras de la provincia

Aunque hubo un tiempo en que la tradición de la cuelga decayó, posiblemente debido a la proliferación de juguetes y otros obsequios, ha resurgido con fuerza en los últimos años. Hoy en día, es común encontrar largos collares de dulces de todo tipo adornadas con lazos de colores y celofanes brillantes en los quioscos. Una costumbre tan bonita que ha llevado a que no sólo los niños sean los beneficiarios de las cuelgas, sino también los adultos, incluidos los abuelos.

Pero no sólo se ve en los cumpleaños, ya que la cuelga también se asocia a festividades religiosas, como la de San Froilán. Durante la romería a la Virgen del Camino, es común ver a los participantes colgar cuelgas a San Froilán, en este caso con otros productos más acordes a la época del arranque otoñal, añadiendo un toque de devoción y celebración a esta tradición.

Y también es digno de mención su aparición en la literatura. En la web del Patrimonio de Sariegos, rescató unos versos de Francisco de Quevedo, el cual estuvo encarcelado varios años en el antiguo convento de San Marcos en León, que hacía alusión a esta tradición:

Si yo me muero, me olvidan,
y si cumplo años, me cuelgan;
si vengo, dicen qué traigo,
si voy, que lleve encomiendas.


Aunque todavía es una costumbre relativamente desconocida fuera de la provincia, gracias a las redes sociales y al boca a boca, está ganando adeptos en otras regiones. Personas de lugares tan diversos como Zamora, el País Vasco, Ibiza y Asturias han comenzado a adoptar esta tradición, fascinados por su encanto y sencillez. La cuelga leonesa no sólo representa una forma de celebrar los cumpleaños, sino también un gesto de cariño y buenos deseos.

La cuelga leonesa es una joya de la tradición local que continúa endulzando los corazones de quienes la celebran, por ser un gesto tan dulce y que se puede compartir con las personas que quieres, manteniendo viva una parte esencial del patrimonio cultural de León. ¡Felicidades!
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