ndice del Foro  Comarca de Gordón Comarca de Gordón
Tu Foro de consulta y opinión
 
 F.A.Q.F.A.Q.   BuscarBuscar   Lista de MiembrosLista de Miembros   Grupos de UsuariosGrupos de Usuarios   RegstreseRegstrese 
 PerfilPerfil   Conctese para revisar sus mensajesConctese para revisar sus mensajes   ConectarseConectarse 

Los bandoleros leoneses.

 
Publicar Nuevo Tema   Responder al Tema    ndice del Foro Comarca de Gordón -> No solo Gordón
Ver tema anterior :: Ver siguiente tema  
Autor Mensaje
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Jue Jun 07, 2007 11:55 pm    Ttulo del mensaje: Los bandoleros leoneses. Responder citando

Los bandoleros leoneses.


De aquí y de allá. Buenos y malos. En León hubo de todo y de algunos hemos hablado anteriormente. Creo que no deberíamos olvidarnos de estas personas que acompañaron los episodios más trágicos y más sublimes de nuestra particular historia. Al fin y al cabo, son nuestros bandoleros. Cómo fueron, por qué fueron así y qué les hizo la sociedad, de qué manera les trató el poder instituido en cada ocasión y la justicia en particular.

Para seguir todo el hilo de este tema podeis pinchar aquí: LOS BANDOLEROS LEONESES Pasaré aquí algunos textos de los publicados y si alguien quiere añadir nuevos comentarios o noticias de otros bandoleros de cualquiera de nuestras comarcas, adelante.

Salud.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Jue Jun 07, 2007 11:58 pm    Ttulo del mensaje: Salvador Cañueto. Responder citando

El Cañueto.

El último bandolero leonés conocido fue Benito Perales que allá por 1908 y con sólo 16 años consiguió el título de el rey de los Picos de Europa. Su amistad con pastores y el respeto ganado entre las gentes de los caseríos de la zona con los que compartía anís, chocolate y golosinas, no le evitaron un final trágico a manos de un grupo de cazadores que abandonaron su cadaver entre las paredes de la cárcava en la que le dieron muerte y donde todavía -aseguran- pueden verse sus restos.

Conmueven estas historias del romanticismo de los bandoleros que en los siglos XVIII y XIX cobraron gran protagonismo en gran parte de España. Gente tirada al monte, ágiles y astutos, que robaban para sobrevivir y para compartir, en muchas ocasiones, con los más pobres el fruto de sus fechorías.

Pero el caso es que estos días nos ha asaltado la noticia de la detención de el Cañueto, el llamado bandolero de la Omaña. Y a uno, de repente, se le para la respiración. Al bandolero leonés de Marrubio, allá en la Cabrera, se le vio perderse en el monte cuando apenas rondaba los 12 años de edad; luego volvería para ser pastor ejemplar y de confianza, hasta que la vida que todo lo enreda le empujara de nuevo a la soledad de las montañas, plantándoles cara a los lobos y a los mordiscos del frío y las noches de los inviernos, con tres dedos menos en su mano izquierda que un explosivo traidor le arrancara siendo niño.

El Cañueto conoció varias veces la cárcel en diferentes puntos de España. que se anduvo a pie, siguiendo cañadas, veredas y vericuetos desde Cádiz a León, cuando escapó del último encarcelamiento en aquella ciudad. Se le ha visto en Palencia, en Burgos y otros puntos de nuestra geografía; pero fiel a sus raíces se volvió a sus montañas con su escopeta de cañones recortados para conseguir mantas, alimentos, ropa y todo lo que le ayudara en su vida huidiza y solitaria. No mató a nadie, que al igual que la mayoría de los bandoleros, su idea no era ir contra la vida de las personas, sino conseguir de sus haciendas lo necesario a su subsistencia.

A Salvador Cañueto, el Cañueto, le gustaba contar estrellas en las noches profundas del verano y, al igual que su antecesor el Perales, sentía debilidad por los mazapanes, el anís y las galletas. La Guardía Civil tenía registrado este dato entre las características de su modus operandi; el robo de mazapanes, galletas y anís, marcaba la firma del Cañueto y señalaba su paso.

El otro día, una perra llamada la Chispina lo encontró a orillas del río Duerna. Detrás de la perra venía su dueño, un ex guardia civil que reconoció al Cañueto. La curiosidad de la Chispina olfateando y viendo a aquel hombre con olor a monte, a lobos y a soledad, debió de ser enorme. Enorme y confiada, porque se le acercó para sacarlo de su escondite a la luz, sin temor a la escopeta de cañones recortados del Cañueto ni a su fama de bandolero, cuya última morada fue el viejo molino de Ribas.

Dicen que estamos bien entrado el siglo XXI, pero este leonés de la Cabrera nos ha recordado algo que tiene que ver con el romanticismo de finales del XVIII y casi todo el siglo XIX, y sobre todo, con algo más profundo y ancestral que nos habla de la condición humana, de la libertad y del valor de la vida. Algo del Cañueto que todos llevamos dentro, se nos ha perdido tras su detención, el mal paso del cansancio, la necesidad, la casualidad... y la curiosidad canina de la Chispina.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Dom Jun 10, 2007 12:50 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

LOS DELITOS DEL CAÑUETO.

Noticias de los periódicos en octubre de 2005. Fuente: El Diario de León.

El bandolero de Omaña sólo iría a juicio por 4 de los 117 delitos que le imputaron

Lo único probado es quebrantamiento de condena, un robo, allanamiento y tenencia ilícita de armas
Salvador Cañueto se libra de los 63 delitos que le cargaron en León y los 50 de Palencia

Marco Romero león

Salvador Cañueto Cañueto, el popular bandolero de Omaña, desarrolla una vida tranquila en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas a la espera de que el fiscal de La Bañeza decida si solicita la apertura de un juicio oral contra él por los cuatro únicos delitos que, al parecer, se le pueden atribuir: quebrantamiento de condena, robo con fuerza, allanamiento de morada con amenazas y tenencia ilícita de armas.

Quedan desmontadas de esta forma las diligencias tramitadas en su día por la Guardia Civil de León, que la intentaban cargar 63 delitos más en la provincia de León y 50 más en Palencia, puesto que su implicación en 20 robos perpetrados en Palencia se descartó prácticamente desde el principio.

El primero de los delitos cometidos por el bandolero de Omaña habría sido consumado en 1999 al no regresar, después de disfrutar de un permiso, a la cárcel de Cádiz donde cumplía condena por otros delitos menores. La prueba es la requisitoria judicial que en su día dictó el juez de Vigilancia Penitenciaria para su búsqueda, detención e ingreso en prisión.

El segundo se trata de un presunto robo con fuerza perpetrado el 30 de junio del 2002 en la población leonesa de La Utrera, donde habría sido reconocido e identificado.

Dormido en el lecho conyugal

El tercer delito cometido presuntamente por el bandolero de Omaña lo habría llevado a cabo el 16 de julio del 2003 en Piedrasecha, también en León. Según las fuentes consultadas por este periódico, Salvador Cañueto, al igual que en el caso anterior, pudo haber sido identificado por sus víctimas, un matrimonio que le sorprendió durmiendo bajo la cama conyugal.

El cuarto presunto delito -junto al quebrantamiento de condena es el más fácil de demostrar- es la tenencia ilícita de armas que le imputó la Guardia Civil tras detenerle y requisarle todas sus pertenencias, entre las que se encontraba una pistola.

El desarrollo del caso se mantiene pendiente de lo que decida el ministerio fiscal, quien ahora deberá decidir si solicita o no la apertura de un juicio oral contra Salvador Cañueto. Fuentes consultadas aseguran que todo hace pensar que este proceso será iniciado, puesto que el quebrantamiento de condena y la tenencia ilícita de armas es una prueba más que clara para juzgarle.

Audiencia o Penal

En ese caso, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de La Bañeza, donde se investiga el caso, decidirá si el procedimiento se eleva a un juzgado de lo Penal o a la Audiencia Provincial de León. La tipología de los presuntos delitos hace prever que la instrucción se tramite por lo penal.

Todo depende del escrito de calificaciones del fiscal y de las penas que solicite, siempre en caso de pida la apertura de juicio.

Una vez que el juez dicte el auto, Cañueto tendrá tres días para nombrar un abogado o que le designen uno de oficio.

Salvador Cañueto ha levantado cierta simpatía entre la población por la escasa relevancia de sus fechorías y por el modo de vida un tanto romántico que ha llevado desde que se echara al monte de la Cabrera cuando tan sólo tenía doce años de edad, muy probablemente provocado por un turbio pasado familiar.

Desde entonces, su vida fue un constante devenir, una lucha por la supervivencia. Lo poco que ha trascendido de él habla de un hombre solitario y al que le encanta fumar puros.

Dominga en Marrubio, localidad de la infancia del Cañueto, de quien fue su amiga.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Dom Jun 10, 2007 12:52 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Los delitos del Cañueto.

Después de releer los cargos imputados al Cañueto, uno se pregunta en qué coño de sociedad estamos viviendo. No hace falta que gaste memoria en traer aquí a banqueros corruptos como Conde, la familia Rumasa, el fallecido Gil, con muertos en Los Ángeles de San Rafael (Segovia), especulador en Marbella y todo su entorno, amo de equipos de fútbol y un largo etcétera que añadir a estos personajes y otros de su calaña. Pasaron por juzgados, pisaron la cárcel de puntillas, a todo lujo y todo tren, y vivieron y viven orondos y felices de sus robos.

Y el Cañueto, bandolero leonés de nuestras Omañas, encerrado por escapar a pie enjuto de la cárcel para, atravesando media España o España entera, llegarse a sus tierras, a la memoria dura de su infancia, castigada por tanta miseria, pero, al fin, su infancia, la única que tuvo y retiene su dura memoria de hombre echado al monte. Acusado de fugarse de una cárcel que lo encerró por ser víctima de la necesidad. Pero, ¿no es el primer derecho de cualquier preso el de fugarse? El Cañueto, que lo hizo por lo limpio y sencillo, con la habilidad del hombre gatuno y avisado de las asechanzas del monte, no tiene reconocimiento de su derecho, el mismo que otros ejercen a golpe de talonario con dinero robado a todos para pagar a abogados indeseables y comprar a jueces corruptos.

Le acusan de quedarse dormido debajo de la cama de un feliz matrimonio en cuya casa, además de cobijo, fue a buscar alguna subsistencia. Aparte del susto, más que para condenarlo es como para premiar la delicadeza de esperar la oportunidad de abandonar la casa sin molestar. Si la naturaleza lo traicionó y cayó rendido de sueño atrasado y mal dormido en covachones y descampados, no se lo podemos censurar.

Poseer armas de fuego es otro de los cargos más graves a los que se enfrenta este hombre solitario, con afición a los puros y el humo de sus hojas prensadas, que espera pacientemente en la cárcel de Mansilla de Las Mulas. Ni me molestaré en comentar lo que son las escopetas de caza, incluida la de cañones recortados del Cañueto, y las pistolas. Tampoco nada que decir en manos de quiénes suelen estar y cómo se usan.

No sé si a Salvador se le anublará la vista un día de estos de otoño y el olor de las montañas cercanas le tirará más de lo que se cree. Pero no me extrañaría nada que así fuera. Sólo espero que ese día no le apliquen la vieja ley de fugas y uno o varios disparos por la espalda terminen con este terrible bandolero que jamás disparó a nadie y que dio los sustos justos para conseguir sobrevivir entre las retamas.

Yo les daría a sus perseguidores una escopeta y cuatro cartuchos enmohecidos, una navaja toledana para cortar queso y chorizo, y los echaría al monte a ganarse la vida. ¡A ver si eran capaces de tolerar las noches de lobos y llegar vivos a la primavera!

Pero al Cañueto no le pueden perdonar esto. Y él no puede entender la lógica del asfalto, los grandes robos de los bancos, la impunidad de los grandes empresarios o la especulación de constructores sin escrúpulos. Por eso están dispuestos a matarlo.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Jue Mar 04, 2010 12:21 am    Ttulo del mensaje: Responder citando

Pues parece que fue ayer, pero hace ya tres largos años que se inició este tema. Hoy quiero agregar lo que he encontrado en la página de otra comarca leonesa como es La Cepeda:

Historia de Cepeda de la Mora.

La cueva del Maragato

Al sur-este del municipio de Cepeda de la Mora, visible desde la carretera, se encuentra el enclave denominado Cueva del Maragato, o Peñón, según cuenta la tradición sirvió de refugio, mientras huía, durante una temporada, al bandolero Pedro Piñero, conocido popularmente como “Maragato”. Este lugar, por su privilegiada situación, desde donde dominaba el transitado camino de Arenas de S. Pedro a Ávila, le permitía asaltar a viajeros y comerciantes, o vigilar a las autoridades que le perseguían.
Este bandido, nació en Andiñuela (León), en la Comarca de la Maragatería, el 18 de diciembre de 1766, hijo de Juan Piñero y Maria de la Rodera, sus andanzas fueron por las provincias de Ávila, Toledo y alrededores. La cueva tiene muy mal acceso y no está acondicionada para visitas, su mayor interés es el paisajístico.


Goya dedicó una serie de seis pequeñas tablas a la historia de la captura de este bandido, muy popular en su época. Había cometido numerosos crímenes por los que fue condenado a muerte. La pena capital le fue conmutada por trabajos forzados en el arsenal de Cartagena, de donde se escapó el 28 de abril de 1806. Se dirigió a Oropesa (Toledo) asaltando a varias personas en el camino. En julio de 1806 se publica en Madrid un folleto dando noticia de la detención algo novelada y fantaseada. Debido al éxito del asunto, Goya realizó una serie como si de un cómic se tratase, relatando visualmente esos acontecimientos, que actualmente se conservan en The Art Institute of Chicago.
En 1999 también se estrenó una película histórica, “El Bandido Maragato”, dirigida por Luis Alonso, inspirada en la vida de Pedro Piñero.


**referencias con imágenes de la película**

Más información sobre la vida, la muerte del Maragato, así como de las pinturas de Goya en los siguientes artículos:

El Bandido Maragato:

Sin duda alguna la Historia del Bandido Maragato ocupa una etapa de la historia de Cepeda de la Mora digna de mención y quien mejor que Serafín Tapia para introducirnos en el marco histórico de los sucesos del Maragato.

Hasta el año de 1.799 Pedro Piñero “El Maragato” era un modesto carbonero de 32 años que vivía en Talayuela, cerca de Plasencia. Era natural de un pueblo de la maragatería, comarca leonesa especializadas en la arriería, y probablemente se contrato como peón en alguna de las recuas con las que sus paisanos recorrían toda España, en especial las zonas montañosas. Allá por 1.790 abandonó la arriería y se estableció en Talayuela formando una familia. ¿Qué explicación cabe dar a su transformación en salteador de caminos?

Mas allá de las motivaciones de carácter personal que nunca podrán ser conocidas, existieron unas circunstancias sociales que nos permiten entender el fenómeno social del bandolerismo, que por aquellas fechas estaba muy extendido en España. Mas que en el hecho de la escasa eficacia de las fuerzas de seguridad a caudal de que los caminos fueran casi intransitables, e incluso del abaratamiento de las armas de fuego, lo que favoreció el que muchos hombres se echaran a la sierra a asaltar viajeros y comerciantes, fue la existencia de una coyuntura económica especialmente negativa. La ultima década del siglo XVIII y la primera del XIX fue una época nefasta para las agricultura española pues se alternaron años de pésimas cosechas con otros de buenos rendimientos; el resultado fue una enorme oscilación de los precios.’

Esto siempre había ocurrido en España; pero lo novedoso fue que desde el año 1.765 se había establecido en España la libertad de comercio, lo cual fue aprovechado por los acaparadores para acumular enormes cantidades de grano cuando su precio era bajo (en los verano de abundantes cosechas), de forma que el resto del año los consumidores se veían obligados a pagar el precio que les quisieran pedir. Los años de escasez el campesino apenas sacaba para pagar los impuestos, la renta de la tierra, reservar algo para la próxima sementera y tener para comer el resto del año. Pues bien, en las zonas rurales los únicos que podían escapar a este circulo del hambre eran los campesinos que producían ellos mismos su pan (conviene recordar que por entonces el 80 por cien de lo que se comía provenía de los cereales), pero quienes tuvieran que comprarlo y no poseyeran propiedades que hipotecar se veían abocados al hambre, máxime cuando casi se habían quedado sin clientes: ¿quién iba a comprar carbón si los escasos recursos económicos había que destinarlos para pagar el alto precio del pan? En estas circunstancias “tirarse al monte” era una tentación que muchos no resistían: entonces no había seguro de desempleo, ni nada de eso.
Esto fue lo que le debió ocurrir al carbonero de Talayuela y a sus compañeros. En realidad es probable que incluso antiguos agricultores tomaran la misma decisión, pues muchos de ellos perdieron todas sus propiedades. Conocemos como estaban las cosas en la provincia de Ávila en esos años gracias a una investigación oficial realizada en 1.803 por un funcionario (Bernardo de borjas y Tarrius) que llego a ser en 1.813 el primer Presidente de la Diputación. Según esta investigación los campesinos de la provincia de Ávila solo eran dueños del 10 por cien de las tierras que trabajaban, el resto estaba en “manos muertas”: es decir, nobleza y clero.

Este preámbulo da pie al relato de otro historiador de ocasión con que cuenta Cepeda de la Mora, Dámaso Barranco Moreno, sobre el famoso bandido y que titula “El maragato, un bandido inmortalizado por Goya”
En el camino que comunica el valle Ambles con las Cinco Villa abulenses, y en termino cepedeño, existe un estrecho paso labrado por el río de la Mora que, presidido por un impresionante roquedo, controla el que fuera importante paso de comunicaciones denominado, desde fechas frontera entre los siglos XVIII al XIX, “Cueva del Maragato”

Este topónimo menor surgió como consecuencia de haber sido punto de refugio y de observación a un famoso bandolero nacido en la maragatería leonesa, que tuvo como centro de operaciones las sierras abulenses y sus limítrofes toledanas y extremeñas. El famoso Maragato tenia por nombre Pedro Piñero y había nacido en Andinuela (obispado de Astorga) el 6 de Julio de 1.768.

Hasta finales de 1.799, “El Maragato” llevo una vida honesta y sencilla, y en los años inmediatos a la fecha citada había vivido en Talayuela (obispado de Plasencia), de donde era vecino. El Maragato llego a tierras extremeñas como ayudante de arriero quedándose en Talayuela ejerciendo el oficio de carbonero, y formando familia con Francisca Trexo con la que tuvo tres hijos. Sin conocerse muy bien los motivos, Piñero se lanzo al bandidaje fundando una banda con los comarcanos que se unieron a el, cometiendo toda clase de desmanes, robos y atropellos, siempre pertrechados con armas de fuego. Hasta tal punto fueron sonadas sus correrías, que bastaron once meses para que sus hazañas alcanzaran eco en la Corte. Sus principales colaboradores fueron, entre otros, Martín Rodríguez, alias el Martinillo y Lorenzo Almanza El Estudiante. Entre los otros quince bandidos mas destacados colaboradores había otro apodado El Diablo, mote que aun prevalece en algunos pueblos comarcanos, y que, probablemente, sean sus descendientes.

Sus principales robos consistían en apropiarse de caballerías, alhajas, ropas y dinero, sin dudar, para conseguir sus objetivos, en utilizar toda clase de intimidaciones, amenazas, o la fuerza si era menester. No obstante, solamente se le pudo acusar, una vez juzgado, de dos crímenes, uno contra un tal Eugenio Sánchez, vecino de Hontanares, y otro cometido en la persona de Francisco Nicolás, vecino de Tejada.
Cuando las circunstancias políticas colocaron en difícil posición a los bandoleros, Piñero no dudo en dar una solución original a su salida del mundo de la delincuencia, y se presento en persona, en unión de sus dos mas estrechos colaboradores, en el palacio de El Escorial (el 23 de Noviembre de 1.800) para solicitar clemencia al rey Carlos IV. “El Maragato” y “El Martinillo” fueron condenados a horca y descuartizamiento, y Almanza a doscientos azotes y diez años de presidio. Pero el 22 de enero de 1.804 el Rey extendió decreto de conmutación de pena de los dos primeros, por 200 azotes, paso bajo la horca, y destino a 10 años de trabajo de bombas en el arsenal de Cartagena. El paso bajo horca tuvo lugar en la plaza de la Cebada de Madrid (10 de Enero de 1.804)

Tres años mas tarde, el celebre bandido consiguió escapar de su cautiverio, volviendo a sus andanzas una vez que logro alcanzar las tierras en las que había realizado sus primeras correrías. Mas quiso la fortuna que, hallándose en la dehesa del Verdugal, cercana a la venta de San Julián, donde tenia cautivos a sus moradores, fue apresado por un intrépido lego, quien, al verse amenazado por “el Maragato”, no dudo en pelear con el, arrebatarle el arma que portaba y dispararle en su huida (10 de junio). El certero disparo consiguió herir al bandido, que fue inmediatamente reducido y prendido por el fraile.

Después vendría su traslado a la justicia de Oropesa y su paso a Madrid, donde esta vez, en la misma plaza en que había pasado bajo la horca, fue cumplida la trágica sentencia de subida al cadalso y descuartizamiento. El heroico fraile, que había alcanzado gran reconocimiento y honores, dedicándole incluso una oda para elogiar su hazaña, hizo intentos para conseguir el indulto del bandolero, pero, como es obvio, sin resultado.

¿Qué llevo al pintor a dedicar una de sus obras al bandido de la cueva de “El Maragato”? Indudablemente su interés por los temas populares y espontáneos, la inquietud por la expresión psicológica de los personajes representados, el deseo de zaherir y atacar a una sociedad (especialmente la nobiliaria) y su gusto por la exaltación del héroe popular. Pero, en el caso que nos ocupa, hay mas: las tierras abulenses siempre fueron cercanas al genio de Fuendetodos no solo por las visitas realizadas a Arenas de San Pedro y Piedrahita (de las que dejo constancia en algunas de sus obras), sino también, porque en su contacto con los Álvarez de Toledo y con la casa de Velada hubo de tener, de primera mano, conocimiento de las andanzas y correrías de “El Maragato”. Es bien conocido que las tierras de Cepeda eran señorío de los señores de Astorga y Velada, y que Goya retrato a doña Maria Ignacia Álvarez de Toledo, hija de los señores de Villafranca de la Sierra y esposa del décimo señor de Velada, por lo que es fácilmente colegible que en su trato con los señores de Villatoro tuviese conocimiento de las andanzas de “El Maragato” por las tierras de su señorío. De otra parte la larga estancia del pintor en la Corte hace suponer que fuera conocedor de los acontecimientos protagonizados por “El Maragato” en la Plaza de la Cebada.

José Luis López García, estudioso de este tema, participa de la idea de que, al menos en uno de los dos actos protagonizados por el bandolero en la citada plaza madrileña, estuvo presente el genial pintor. Por ultimo y como colofón de esta reseña, diremos que las tablas referidas al Fraile y al Maragato son unos oleos sobre paneles de tabla , en dimensiones, todas ellas de treinta por cuarenta centímetros, y que se exponen en el museo “Art Institute” de Chicago. Así mismo, estas pinturas aparecen recogidas en el catalogo de Gudiol (nums. 486, 487, 488, 489, 490 y 491) Dichas tablas figuran en el inventario que, de sus bienes, hizo el pintor en 1.812, lo que parece dar a entender que debieron ser realizadas para propio regocijo del pintor.
_________________
Bitácora LUCERNARIOS:
Acerca de la luz por la poesía.

.
Bitácora ÍnsuLa CerBantaria
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Yosco



Registrado: 14 Abr 2007
Mensajes: 2225
Ubicacin: Leioa (Vizcaya)

MensajePublicado: Sab Ene 15, 2011 2:48 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

El Cañueto vuelve a ser noticia.

De la existencia de este bandolero leonés, su vida y peripecias, ya hemos dado cuenta en este hilo. Cuando parecía que nos habíamos olvidado de él o que él se había olvidado de nosotros, reaparece a sus 63 años para decirnos que no vuelve a la cárcel, que la vida del monte le tira más que la celda y que hasta aquí hemos llegado con la jsuticia y el modo de hacer justicia. Un personaje de novela y cine para quien se sienta tentado de escribir o filmar algo interesante. La verdad es que me alegro de que se haya fugado y espero que pueda terminar sus días en la libertad escogida de los brezales y los riscos. Una verdad discutible, naturalmente, pero que me produce la alegría de sentir que hay personas indómitas y decididas a vivir su vida, aunque no encaje en los moldes establecidos. Sólo espero -eso también- que (como parece haber sido hasta ahora, pese a las decisiones judiciales) no sea a costa de hacer daño o mal a nadie.

Recojo aquí lo que escribí tras su última detención y observo, sin asombro, que se cumplió lo que intuía:

No sé si a Salvador se le anublará la vista un día de estos de otoño y el olor de las montañas cercanas le tirará más de lo que se cree. Pero no me extrañaría nada que así fuera. Sólo espero que ese día no le apliquen la vieja ley de fugas y uno o varios disparos por la espalda terminen con este terrible bandolero que jamás disparó a nadie y que dio los sustos justos para conseguir sobrevivir entre las retamas.



Continúa la búsqueda del Bandolero de Omaña
15/01/2011 dl | león

Las fuerzas de seguridad del Estado buscan desde hace cinco meses al Bandolero de Omaña, como se le apodó en León al detenido por última vez por la Guardia Civil de La Bañeza en mayo de 2005, como sospechoso de hasta 55 delitos, una actuación que puso fin a las operaciones de búsqueda que se llevaban a cabo desde 2001 motivadas por la alarma social que generó en las zonas leonesas de Omaña, La Cepeda y Astorga, así como en el noroeste de Palencia

El Bandolero de Omaña, de 63 años y conocido en Palencia como «El Latillas», no regresó a la prisión de Mansilla de las Mulas tras un permiso. La última condena se la impuso el Juzgado de lo Penal Número 1 de León en 2006, a seis años y tres meses de prisión por los delitos de robo, hurto y tenencia ilícita de armas.

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=577798

Diario de León
_________________
Bitácora LUCERNARIOS:
Acerca de la luz por la poesía.

.
Bitácora ÍnsuLa CerBantaria
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo Visitar sitio web del autor
Mostrar mensajes anteriores:   
Publicar Nuevo Tema   Responder al Tema    ndice del Foro Comarca de Gordón -> No solo Gordón Todas las horas estn en GMT + 2 Horas
Pgina 1 de 1

 
Saltar a:  
No puede crear mensajes
No puede responder temas
No puede editar sus mensajes
No puede borrar sus mensajes
No puede votar en encuestas


Powered by phpBB © 2001, 2005 phpBB Group