Comarca de Gordón

[Paco Mallada]

Abro este blog en honor de unos de los personajes de la Pola que, en mi opinión, le faltan a este apartado del blog.

Se trata de Mary la americana. Lo inicio con una anécdota de la que fui testifgo, por si os animáis a seguir escribiendo algo de ella. Todo un personaje.

Yo era monaguillo con Don Indalecio. Mi padre cuidaba el jardín de Villa María. En una ocasión, Mary le pidió a Don Inda que si podía decir misa en un pequeño oratorio que había en el chalet y que se había usado en algunas ocasiones/fiestas especiales, antes de que viniera Don Inda.

Este último, que tenía muy claras sus prioridades, le dijo a Mary que su casa estaba prácticamente pared con pared con la iglesia y que fuera a misa con los demás parroquianos. Esta, que también los tenía bien puestos, le dijo que si no quería el, se traería un cura de León y así fué.

Yo tenía las lealtades partidas. Por un lado Don Inda era mi "Jefe", le quería un montón y, encima, me daba una peseta por misa (tres si había bautizos o bodas). Por otro lado, Mary era la jefa de mi padre y nos dejaba jugar en el jardín de su chalet. (También me soltó algunas "perras" cuando ayudaba al cura de León).

Todo un dilema moral para un crio de 11 años.

¿En qué acabó la cosa? Cada uno por su lado.

Años después, sabéis que lo que se "celebraba" en Villa Maria eran reuniones... (música de timbas y timbales por el foro) que no empezaban precisamente con el "Introibo ad altare Dei"

[prejub]

Gran personaje Mari “La Americana” y buena persona, dispuesta a ayudar a todo aquel que oliera a gordonés.
Gracias Paco, me ha hecho sonreír la anécdota
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[Yosco]

El que suscribe, que fue también monaguillo con Don Indalecio, de a peseta la misa de diario y tres las de los domingos, algo conocía de esta anécdota que tenía olvidada y que agradezco al amigo Paco el haberla traído aquí, a este rincón de imágenes en recuerdos entrañables. Añadiré que el que suscribe no tuvo empacho en ayudar a misa en la capilla de la casa de Mari la americana; recuerdo perfectamente la claridad de la mañana al atravesar la entrada de la verja que daba a la entrada principal, el ambiente recogido tras los vidrios que cerraban la enorme galería, la pequeña capilla y Mari con alguien más en la misa. Lo que no recuerdo es con qué cura asistí a aquella misa ni si fue la única, pues me parece que hubo alguna otra. De lo que me pagaron por ello, tampoco guardo recuerdo, pero algo sería, porque los monaguillos teníamos la fe y la profesionalidad a prueba de peseta. O al menos el que suscribe.
Un placer.
Salud.
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