Comarca de Gordón

[LEGIONENSE]

Erase una vez un místico llamado Rishi Parashar, que practicaba yoga toda su vida y adquirió considerables poderes. Volvía a casa después de haber pasado muchos años haciendo penitencia en el bosque, cuando llegó a un río. Pidió a un barquero que le llevase a la otra orilla. “Estamos comiendo”, replicó el barqueo. “Tan pronto como terminemos te pasaremos al otro lado”.

“Entonces hará demasiado calor”, insistió el yogui. “Pásame inmediatamente o de lo contrario te maldeciré”.

La hija del barquero se compadeció del yogui. Cogió un remo y soltó la barca. “Padre, yo le llevaré al otro lado”, dijo.

Rishi Parashar había pasado toda su vida en los bosques, sin poner nunca los ojos en una mujer. Al ver a la bella hija del barquero, quedó subyugado. Entonces le manifestó su deseo por ella.

“Somos pescadores”, respondió la muchacha. “No le gustará el olor de mi boca”.

El yogui echó un encantamiento sobre ella, diciendo: “Ahora eres la encarnación del más delicado perfume”.

De repente un suave aroma salido de su boca llenó el aire kilómetros a la redonda.

“El dios sol nos está observando”, le advirtió la muchacha. “El será testigo en contra de nosotros”.

El yogui lanzó al aire un puñado de agua que formó niebla todo alrededor de ellos.

Ahora la muchacha dijo: “Mirad! El dios del agua está vigilando”.

No siendo persona que se dejase disuadir, el yogui echó un poco de arena al río, mandándole: “Conviértete en arena”, y toda el agua del río se tornó arena.
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Ved ahora como un gran yogui que pudo realizar tantos milagros, no pudo controlar su mente a pesar de sus largos años de rigurosa penitencia. No teniendo un Maestro que le guiara más allá del reino de la mente, despilfarró todos los poderes en cuya adquisición había trabajado tan duramente.