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MEMORIA DEL VI ENCUENTRO.- 21 de agosto de 2010

 
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Yosco



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MensajePublicado: Dom Ago 22, 2010 9:20 pm    T韙ulo del mensaje: MEMORIA DEL VI ENCUENTRO.- 21 de agosto de 2010 Responder citando

MEMORIA DEL VI ENCUENTRO.- 21 de agosto de 2010


Tras esta breve nota se inicia el recuerdo de cada uno de los momentos que nos depar贸 el VI Encuentro vivido en La Pola el pasado 21 de agosto. A ello, lo de recordar, comentar, subrayar, opinar y proponer, estamos todos invitados, al menos aquellos que seguimos los encuentros a trav茅s de este foro. Por mi parte, procurar茅 ir aportando todo aquello que desde mi particular experiencia del d铆a me pareci贸 m谩s relevante, entra帽able (que fue todo) y significativo.

Tras lo comentado, nada m谩s que decir; aqu铆 ten茅is la puerta abierta a la Memoria del VI Encuentro. Que todos lo disfrutemos igual que disfrutamos el magn铆fico d铆a -en todos los sentidos- que fue el 21 de este mes de agosto de 2010.

Salud.
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Yosco



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MensajePublicado: Dom Ago 22, 2010 9:56 pm    T韙ulo del mensaje: Cita en la biblioteca Antonio Gamoneda. Responder citando

Cita en la biblioteca Antonio Gamoneda.

La ma帽ana del s谩bado, 21, se nos present贸 vestida de todo lo m谩s veraniego en su cielo, sol y temperatura agradable. Poco antes de las 11 de la ma帽ana los alrededores de la biblioteca municipal Antonio Gamoneda comenz贸 a verse concurrida de j贸venes gordoneses de los 60. Siempre resulta ser una alegr铆a renovada poder dar un abrazo a los amigos y amigas que fielmente, a帽o tras a帽o, acuden con la ilusi贸n de pasar un d铆a juntos y compartir las experiencias y novedades del a帽o. Las sonrisas y los saludos se siguen; repasamos algunas ausencias por diferentes motivos familiares o de otros compromisos, as铆 como recibimos a los llegados por primera vez a la cita veraniega, con la particular alegr铆a de algunos que comparten su juventud de hoy con aquellos que nos acogemos a la juventud de los 60. Una experiencia estimulante para nosotros y, espero, que entretenida e interesante para ellos.

Como por razones de fuerza mayor, debido a las reformas que se est谩n llevando a cabo en la biblioteca, la apertura del VI Encuentro hay que realizarla en las dependencias de los antiguos juzgados municipales, en la cuesta que arranca con el nombre del escritor Manuel Garc铆a Brugos y acaba en su primer tramo en el ca帽o y los bajos que fueron en tiempos la famosa c谩rcel, pues hacia all谩 emprendemos la marcha. La puntualidad es sorprendente, ya que desde la mitad de la cuesta pod铆an verse las 11 en punto en el reloj de la torre. As铆, poco a poco, vamos ocupando los asientos del local del antiguo juzgado. Mientras nos sent谩bamos y ten铆amos la oportunidad de disfrutar de la vista de La Pola desde el ventanal de esta sala que acoge una hermosa colecci贸n de acuarelas (raz贸n por la cual habitualmente permanece en penumbra), pudimos escuchar -como no pod铆a ser de otro modo- el himno, la canci贸n Los j贸venes interpretada en esta ocasi贸n por Los Mustang.

Tras estos momentos primeros, se da paso -formalmente- a la presentaci贸n y apertura del VI Encuentro.
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Ultima edici髇 por Yosco el Jue Oct 11, 2012 2:21 pm; editado 2 veces
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Yosco



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MensajePublicado: Dom Ago 22, 2010 11:48 pm    T韙ulo del mensaje: Proleg贸menos de una apertura. Responder citando

Proleg贸menos de una apertura.

Como en todo evento que se precie ha de haber alguien que d茅 paso a cada uno de los protagonistas, pues esa gracia me ha cabido en suerte en el VI Encuentro y as铆, una vez escuchado nuestro himno de Los J贸venes, reclamando la atenci贸n del respetable, pude decir:


Amigas y amigos:

Abrimos por sexta vez consecutiva este espacio de los encuentros. Seis veces gracias a cuantos anualmente acud铆s a esta cita; seis veces gracias a Juanjo que desde el Ayuntamiento nos abre las puertas de este sal贸n de actos y las puertas del pueblo con su atenci贸n constante; seis veces gracias a cuantos pasaron alguna vez por estas reuniones y compartieron experiencias y a quienes ponen tanto cari帽o y desvelo para organizarlas: Alfredo, To帽o G谩squez, Castillo, To帽o Gonz谩lez, Jos茅 Ram贸n o Sole y Guillermo.

Hace unos d铆as tuve ocasi贸n de recorrer algunos pueblos del Concejo y disfrutar de la tarde veraniega y soleada de La Pola. Me gust贸 lo que v铆, un pueblo limpio, mejorado en muhcos aspectos, alegre en el ambiente bullicioso de las piscinas, amable, cordial y acogedor en sus gentes. Sin considerar -personalmente- acertadas todas las actuaciones anteriores llevadas a cabo en La Pola, cabe reconocer aciertos magn铆ficos como el que termina en la remodelaci贸n integral del Ayuntamiento que luego tendremos ocasi贸n de visitar, as铆 como entrever las posibilidades de recuperaci贸n de otros inmuebles y espacios urbanos que, sin duda, resultar谩n atractivos desaf铆os para las gentes de La Pola y su corporaci贸n municipal. Me gust贸, digo, el paisaje y paisanaje de mi pueblo envuelto en los contrastes de una luz c谩lida en el aire fresco del final del d铆a, y viendo a mi alrededor muchos j贸venes de hoy y otros muchos de ayer no pude dejar de pensar -y so帽ar- en lo que somos y lo que merecemos ser, en lo que fu茅 y es pasado y lo que podemos hacer los j贸venes de ayer para ayudar a los de hoy en su lucha para mantener y desarrollar un futuro lleno de identidad, calidad de vida y felicidad.

No se nos ocultan las dificultades de la encrucijada en que nos hallamos. Un pasado reciente apoyado en la econom铆a del monocultivo del carb贸n, fruct铆fero en muchos aspectos y con resultados negativos en otros, sobre todo al sobrevenir la pr谩ctica desaparici贸n de la tradicional actividad agraria y ganadera en manos de muchas familias laboriosas del concejo, sin dar paso a otras formas m谩s industrializadas de las explotaciones. El desaf铆o es, ahora, encontrar ese horizonte de desarrollo sostenible que recupere, en parte, la actividad agraria y ganadera y explore -por otro lado- los recursos medioambientales para su explotaci贸n a la par que se abre la v铆a a la llegada de un turismo alternativo al de los a帽os 60, orientado al disfrute familiar y juvenil de las inmejorables posibilidades de la comarca. Creo que la soluci贸n del 茅xito o fracaso de esta empresa radica en acertar a impedir que nuestra comarca se convierta en tierra de paso de trenes veloces, autopistas de veh铆culos o de energ铆a y venga a ser tierra de destino, de parada y estancia. Tal vez -cosa que a nuestras autoridades municipales no se les pasar谩 por alto- tengamos la ocasi贸n de impulsar este cambio en la declaraci贸n del territorio como Reserva de la Biosfera, llevando a cabo los trabajos, proyectos y compromisos que requieren dicha declaraci贸n.

De cuanto antencede tal vez considere oportuno hacer alguna consideraci贸n nuestro alcadle D. Francisco Casta帽贸n que en el d铆a de hoy y a partir de las doce nos honrar谩 y alegrar谩 con su presencia; de igual modo, quiz谩s quiera hacernos part铆cipes de sus proyectos e inquietudes el concejal de Cultura y amigo Juanjo Garc铆a Zaldivar.

Pero antes, permitidme unas palabras para con uno de los j贸venes gordoneses que m谩s admiraci贸n, respeto y cari帽o concita en tre nosotros. Antonio Trobajo, To帽o, siempre generoso, ha aceptado ser este a帽o quien abra le VI Encuentro. Un hombre que ha sabido estar siempre a las duras y a las maduras y que hoy nos llega con uno de esos dolores que inexorablemente, junto a la tambi茅n mucha felicidad, nos trae la vida. Todav铆a resuenan en mi cabeza sus entra帽ables palabras llenas de hondo humanismo y ancladas en una f茅 s贸lida e inquebrantable despidiendo a su padre Miguel ante los fieles, parientes y amigos en Le贸n. Amigo To帽o, admiro la enteranza de un discurso tan sencillo como bello y dirigido a lo esencial, que es el amor a la vida y las personas en el reconocimiento de lo ef铆mero y rico de este tr谩nsito del existir, al modo como lo escribi贸 Jorge MAnrique en las coplas a la muerte de su padre y que, en su entrada n煤mero cinco, dice as铆:

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
as铆 que cuando morimos
descansamos.


Tu presencia hoy aqu铆, m谩s que nunca, subraya la admiraci贸n y reconocimiento de cuantos te conocemos.

No me queda, como discreto maestro de ceremonias, m谩s que pedir disculpas por la extensi贸n de esta intervenci贸n y trasladar el protagonismo a quienes corresponde, que son nuestros invitados hoy a esta mesa y a todos los J贸venes Gordoneses venidos y por venir. Y sin m谩s, paso gustoso el uso de la palabra a Antonio Trobajo.


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Ultima edici髇 por Yosco el Vie Sep 03, 2010 8:52 pm; editado 1 vez
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Yosco



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MensajePublicado: Jue Sep 02, 2010 5:31 pm    T韙ulo del mensaje: Responder citando

LA EXCELENTE MEMORIA DE LOS A脩OS 50 Y M脕S...

Intervenci贸n en la apertura del VI Encuentro de Antonio Trobajo.

Con un excelente sentido del humor y una iron铆a muy cazurra, To帽o da comienzo su intervenci贸n avisando del contenido de la presentaci贸n y de la intenci贸n al tratar algunas an茅cdotas en las que los protagonistas, ya desaparecidos o, tal vez, algunos presentes, viven y dan vida a las costumbres de La Pola, su manera de encarar aquel presente no exento de dificultades pero de una calidad humana capaz de enfrentar el futuro. El c贸mo lleg贸 a traernos este texto que fue escrito para la ocasi贸n de un preg贸n de fiestas hace algunos a帽os, tambi茅n forma parte de la circunstancia de haberse ofrecido en el caso de que tuvi茅ramos alguna dificultad con el fichaje de alg煤n otro contertulio. Y nos surgi贸 la dificultad... as铆 que, agarr谩ndonos a la oferta, hemos podido contar con la suerte de vivir en primera persona la presentaci贸n que adquiere por momentos tono de relato, de fotograf铆a en blanco y negro, de anecdotario y de esbozo costumbrista de nuestro pueblo.

El texto, en su integridad, lo incluiremos en cuanto contemos con 茅l, puesto que no est谩 pasado a un documento para ordenador. Mejor que comentarlo, creo que es preferible esperar a que cada cual pueda disfrutarlo tranquilamente ley茅ndolo; mientras tanto, sirvan para calmar la ansiedad de la espera las palabras dejadas por Estefan铆a Ni帽o en su art铆culo del d铆a en el diario La Cr贸nica de Le贸n y que podemos leer tambi茅n aqu铆.

Salud.



ENTRE LA MEMORIA Y EL OLVIDO
(Intervenci贸n en el VI Encuentro de J贸venes Gordoneses)
-La Pola de Gord贸n, 21 de agosto de 2010-


A mi padre, Miguel Trobajo,
que am贸 la vida y la acarici贸 con ternura
en su familia, en su trabajo y, durante muchos a帽os,
en esta geograf铆a f铆sica y humana de La Pola de Gord贸n.



Cuando se me coment贸 que a煤n no estaba cerrado el proyecto de actos del VI Encuentro de J贸venes Gordoneses, porque faltaban personas que asumieran el compromiso de aportar alguna reflexi贸n o sugerencia de actividad al mismo, indiqu茅 que me ofrec铆a a presentar lo que hab铆a sido el Preg贸n de las fiestas del Verano que se me pidi贸 all谩 por el a帽o 1991, cuando la comarca viv铆a unas circunstancias muy tensas debido a la huelga que afectaba a la Vasco en aquellos meses. Tal vez por eso y tal vez por la insignificancia del pregonero, pocos polesos acogieron en aquel anochecer g茅lido de julio, con el cierzo soplando desde el Altico de Los Barrios, y menos todav铆a guardar谩n en su memoria lo que fue aquel Preg贸n.

Pas贸 el tiempo y, har谩 como mes y medio, se me indic贸 que efectivamente podr铆an servir aquellas l铆neas que hab铆a trazado entonces entre la memoria y el olvido. Poco pod铆a esperar yo en aquel momento que las habr铆a de pronunciar con el dolor al vivo de una p茅rdida tan importante para m铆 como es la de mi padre, fallecido en la madrugada del pasado d铆a 12, exactamente hace ahora nueve d铆as y cinco horas. Por eso quiero aprovechar la ocasi贸n para dedicar estos recuerdos (llenos de ternura, porque 鈥recordar鈥 es hacer que vuelvan a pasar por el coraz贸n) a mi padre y a cuantos en los a帽os cuarenta y cincuenta contribuyeron a hacer posibles los felices a帽os sesenta, la 鈥d茅cada prodigiosa鈥, que hace dos a帽os glos贸 Antonio G谩squez en este mismo foro, en los que explotamos a la vida la pr谩ctica totalidad de todos nosotros. Ellos, que sal铆an de a帽os terribles de inseguridad y necesidades, de asombros y temores, de afanes y esperanzas, son los pilares que hicieron factible que el edificio de La Pola que nos acogi贸 a nosotros, se sostuviera firme y pudiera dar paso a otros tiempos que, sin duda, fueron mejores, aunque no los mejores de los posibles. En aquellos hombres y mujeres y por ellos se cumplir谩 el sabio adagio italiano, que cito a menudo a mis intervenciones: 鈥Cuando un peque帽o ser humano, en un peque帽o rinc贸n del mundo, realiza una obra buena, el mundo est谩 cambiando鈥.

He titulado este discurso, revisado en m铆nima medida en su redacci贸n de hace casi veinte a帽os, 鈥Entre la memoria y el olvido鈥. La raz贸n est谩 en que estos relatos recogen un conjunto de apuntes que afloran a medio camino entre la nitidez y la nebulosa, entre la seguridad y la enso帽aci贸n, entre la exactitud y la conjetura, entre el dato estrictamente hist贸rico y la pincelada evocada por la imaginaci贸n desbocada de un ni帽o. Lo que s铆 quiere ser, a partir de ahora mismo, es un himno 铆ntimo y sincero al tiempo que pas贸. Mis recuerdos infantiles -seguramente desfigurados por el caleidoscopio de la fantas铆a de ni帽o, algo as铆 como hizo Federico Fellini en su extraordinario filme 鈥Amarcord鈥- van a ir desgran谩ndose sin orden ni concierto, tal como brotan desordenadamente del ba煤l en el que todos guardamos entremezclados la memoria y el olvido.

Vaya desde ahora mi excusa por la referencia, acaso no siempre elogiosa, que voy a hacer a acontecimientos y personas -algunas de ellas desaparecidas ya de entre nosotros, otras viviendo lejos, y otras, tal vez, aqu铆 presentes-. Que todos sep谩is acoger estas alusiones como nacidas en un esfuerzo, entre la memoria y el olvido (como os he dicho), de quien contempl贸, vivi贸 y am贸 aquellos tiempos de los primeros a帽os de los cincuenta del siglo pasado con la ingenuidad y la perplejidad de un ni帽o de ocho o diez a帽os. Diga lo que diga a partir de ahora, os ruego lo acoj谩is como fruto de mi cari帽o y de mi agradecimiento por esta villa de La Pola de Gord贸n, que, a buen seguro, me ha configurado como persona m谩s de lo que servidor mismo pueda pensar.

Aquellos paseos, siempre pausados y enigm谩ticos, de Don Eduardo 脕lvarez, camino arriba hacia Los Barrios, hasta aquellas cruces se帽aladas en la piedra, al lado de la ruta, en la base del Castillo. Su larga cabellera, su aire misterioso, la leyenda sobre su vida andariega... nos hac铆an a los ni帽os de entonces decirnos muy al o铆do que, al parecer, hab铆a corrido el mundo entero, hab铆a llevado una vida bohemia -隆Dios m铆o! 驴qu茅 ser铆a eso de una 鈥渧ida bohemia鈥?- y hasta hab铆a escrito un libro que, seg煤n se dec铆a, se titulaba 鈥Aventuras de Gameo por mar y tierra鈥.

Aquellos tirones de patillas con que Don Julio -y no hab铆a en Pola m谩s Don Julio que aquel maestro de Valderas que muri贸 prematuramente, a帽os despu茅s, en Sabadell- nos regal贸 un lunes a varios de sus alumnos, ni m谩s ni menos que por haber provocado que aquellos tinteros de porcelana que adornaban pupitres pesados como un dolor, no fueran contenedores de la tinta obligada, sino de un brebaje rebajado con el producto de las aguas menores que los encargados de barrer la escuela el s谩bado anterior hab铆amos tenido a bien verter en ellos. No ser谩 dif铆cil hoy, a pasar de los a帽os de distancia, adivinar a qui茅n se debi贸 la acuosa idea.

Aquellos primeros versos, compuesto por un nieto de Don Santiago, el practicante, que no tuvo pudor en meter a su propia padre en ellos y que, por gracia del recuerdo, a煤n se pueden proclamar hoy. Dec铆an: 鈥El 鈥楥hinito鈥 es m谩s grande que el alf茅rez, / que el que tiene el trigo de all谩 adelante, / que es el yerno del practicante鈥.

Aquella picadilla envidiosa, siempre viva y siempre embridada, entre quienes 铆bamos a la Escuela Nacional y quienes iban a la de D帽a. Ramoncita, que m谩s de una vez acab贸 a 鈥morrillazos鈥 -nunca con nada lamentable- en el solar que hab铆a detr谩s del Ayuntamiento en construcci贸n.

Aquella 鈥resbaleta鈥, que cuid谩bamos de un a帽o para otro, en la parte m谩s 鈥pindia鈥 del prado de Elisa, frente a la vieja Escuela de la Cuesta. Aquella arcilla, suficientemente regada, y no siempre con agua potable, que se convert铆a en pista de campeonato mundial de velocidad, para que Manolo, 鈥el de la Estaci贸n鈥 -fallecido tr谩gicamente en accidente laboral lejos de su casa, en plena juventud- se cubriera de gloria... y tambi茅n del barro nauseabundo que hac铆a dep贸sito en la base de la pista.

Aquellas salidas de Marcelino -uno de los personajes singulares de nuestra historia- en bicicleta por las calles de la villa, exentas de circulaci贸n -no hab铆a m谩s coches que el taxi de Pi帽ero y un casi invisible modelo de los a帽os treinta de Samuel, el de la Viuda-, pero ante las que hab铆a que tocar a 鈥rebato鈥, porque iba de lado a lado de la calle en un alarde incre铆ble de dominio a lo Indur谩in. O la alarma en el pueblo por su desaparici贸n un d铆a cualquiera, hasta que, al atardecer, apareci贸 por la curva de la F谩brica canturreando y tirando de un carretillo con el que hab铆a ido de madrugada a Llanos, a fin de traer arena de fregar para su santa madre, la Sra. Antonia.

Aquellas mujeres, que un buen d铆a aparecieron por el pueblo, arrastradas por sus maridos que buscaban en las minas de Santa Luc铆a un futuro mejor, enlutadas de arriba abajo, casi ocultando su cara con el rebozo del pa帽uelo de la cabeza. Nuestra inocencia no sab铆a de geograf铆a humana y, por eso, todas aquellas gentes, venidas de lejos (Andaluc铆a, Galicia, Extremadura, Salamanca...) eran 鈥los de Pe帽aparda鈥. Hasta alg煤n desalmado, seguramente no de la caterva de rapaces, comenz贸 aplicarles el calificativo que no ten铆a nada de respetuoso de 鈥gudivaris鈥.

Aquel bonete de Don Manuel, el anciano se帽or cura, que siempre se transfiguraba, durante los entierros, en cesta petitoria bajo aquella acacia que exist铆a -驴y existe?- antes de llegar al cementerio, mientras los otros curas entonaban unas palinodias, que a nosotros, nada expertos en latines, nos sonaban a los ripios heredados qui茅n sabe de qui茅n: 鈥Vayan t铆os, / vengan t铆as, / que las perras / ya son m铆as鈥.

Aquella f贸rmula blasfema que todos hab铆amos aprendido por transmisi贸n oral de los mayores de la Escuela y que recit谩bamos, a voz en grito y con la mayor naturalidad del mundo -nadie nos llam贸 jam谩s la atenci贸n ante tama帽o dislate-, al t茅rmino del rezo del Rosario, al que acud铆amos en mayor铆a, aunque fuera desde San Marciel: 鈥Santo Dios, / Santo fuerte, / Santo inmortal, / estira la pata / como un animal鈥. Que adem谩s contaba con una versi贸n mucho menos ofensiva y m谩s acorde con nuestras haza帽as juveniles: 鈥Santo Dios, / Santo fuerte, / Santo inmortal, / tiro una piedra / y mato un pardal鈥.

Aquel misterio que rodeaba al edificio que en la Plaza -entonces la Plaza era s贸lo la del Mercado- fue sustituido despu茅s por el Colegio Libre Adoptado, tras el cual hubo una pista de baile, que regent贸 Manolo, 鈥el Sereno鈥, y que era vitanda para los enanos que 茅ramos entonces. S贸lo m谩s tarde supe que en aquel caser贸n se almacenaban los materiales de 鈥Regiones Devastadas鈥 y s贸lo entonces comenc茅 a entender la permanencia de los rescoldos de una guerra no lejana, de la que quedaban restos evidentes en muchos solares con casas a medio derruir y en las que a煤n se ol铆a a la chamusca del incendio lamentable. Y lo que fue m谩s dram谩tico: llegar a intuir, m谩s que a saber, que hab铆a heridas sin cicatrizar, y fusilados de una y otra parte, y gente en la c谩rcel o en el destierro, y que unos eran -o hab铆an sido- 鈥rojos鈥 y otros 鈥nacionales鈥.

Aquellas escapadas, casi siempre al caer de la tarde y a espaldas del permiso familiar -隆no faltaba m谩s!- para sumergirnos en el silencio sobrecogedor de la escobas de la Cuesta de la Moita, o en el rumor de genios de las aguas en el riachuelo que se desprende Villar铆n abajo, o en las sombras alargadas, como de brujas con caperuza, de la Gretosa, donde se hac铆a de noche sin darse uno cuenta, o con la tremebunda sorpresa que uno se llevaba al o铆r silbar el viento, como de esp铆ritus, en las copas de los pinos de Los Llanos.

Aquellos primeros intentos de llegar a Fonta帽谩n, donde contaban que a煤n era posible encontrar balas, no se sab铆a muy bien si del tiempo de los moros o de tragedias m谩s pr贸ximas; o por el camino del Cueto, donde, seg煤n nos relataban los m谩s espabilados, hab铆a una cueva en la que hab铆a vivido un ermita帽o llamado Mateo, y donde todav铆a se pod铆a, con un poco de suerte, llegar a verlo embutido en su h谩bito, al caer la noche, al fondo de la hendidura de la roca, y o铆rle cantar salmodias quejumbrosas.

Aquellos esfuerzos sobrehumanos por escalar primero la pared y jug谩rsela a los perros despu茅s, en la huerta de los Abastas. El mejor trofeo de aquel tiempo era poder ense帽ar una pera arrebatada heroicamente de las mismas garras de las defensas m谩s inexpugnables de todas las huertas del contorno.

Aquellos inocentes juegos de la guerra, entre las Salgueras, al lado del r铆o, reptando como alima帽as por los huecos estrechos que hab铆amos ido fabricando, simb贸lico colt al cinto y en b煤squeda de escurridizos indios sioux, que siempre llevaban las de perder, porque a煤n no hab铆an llegado al Oeste los viles vendedores de whisky y de rifles de repetici贸n.

Aquellos partidos de f煤tbol, en Las Eras, sin 谩rbitro para m谩s suspense y repartidos por el juicio salom贸nico del 鈥monte lo que monte y quepa lo que quepa鈥, temiendo que en cualquier momento apareciera por el Puente el hijo de quien presuntamente era el due帽o y a quien, tras las maldiciones (鈥Que si os pillo, que si otra vez, que si aqu铆, que vais pero que de cabeza, pero que al r铆o鈥), convenc铆amos f谩cilmente tras invitarle a emular a Ramallets, que era su 铆dolo, no bajo los palos, sino entre las dos piedras que serv铆an de porter铆a... y de motivo de discusi贸n acalorada.

Aquel cine de Llamas, con sus pel铆culas viej铆simas y censuradas, vistas desde el 鈥gallinero鈥, que era talmente lo que su nombre indica, construido artesanalmente con madera en bruto y donde no hab铆a forma de conseguir el silencio que el s茅ptimo arte postula. M谩s de uno de nosotros termin贸 malparado, bien por escurrirse entre aquellos tablones, bien por salir de la sala convenientemente dirigido por la oreja a manos del acomodador de turno.

Aquellos personajes que te infund铆an temor y ternura, que fueron Rego y el T铆o Pipa. Acompa帽aban sus hatos de vacas, con olor a pobreza y rodeados de moscas perreras y de ni帽os tan perreros como ellas. Adivin谩bamos a su derredor una aureola de secreto incomprensible: sin familia, mugrientos, silenciosos, ajenos a todo lo que pasaba en su entorno. Y sab铆amos, sin que nadie nos lo hubiera dicho, que aquello deb铆an ser el dolor y la tristeza y la soledad en forma humana.

Aquel primer cigarrillo del paquete de tabaco de 鈥Bisonte鈥, que, a puro escote, hab铆amos comprado con el patrocinio de Nino, el hijo de la t贸mbola de tiro de D铆az -que regent贸 a帽os despu茅s el Mes贸n 鈥El Tiz贸n鈥 en pleno Barrio H煤medo-, que ca铆a todos los a帽os por las fiestas del Cristo, y del que s贸lo dimos una calada, porque el resto de la cajetilla, cuidadosamente ocultada en Las Salgueras, desapareci贸 de su hura milagrosamente -seg煤n no hizo creer el citado Nino, que ya por entonces ten铆a muchas tablas-. O el espect谩culo inaudito de aquel adulto, conocido de todos por dedicarse pasados unos a帽os a la compraventa de relojes, que, cargado de vino, repet铆a una y otra vez, ante el templete de los m煤sicos, donde ten铆amos butaca de patio la chavaler铆a: 鈥溌Que toquen La Cumparsita! 隆Que toquen La Cumparsita!鈥.

Aquellos toques l煤gubres de la campana del reloj de la torre del Juzgado, que llenaban nuestras escasas noches de insomnio con recuerdos imaginados de la c谩rcel que estaba bajo ella y de donde, no hac铆a mucho, se hab铆a escapado un mozo de El Millar, al que la Guardia Civil hab铆a recluido all铆 no sab铆amos si por matar a una persona o por robar una gallina o por tirar al suelo el palenque con el yugo y las flechas que hab铆a frente al chalet actual de la familia de Don Fabi谩n, y al que uno ve铆a aparecer en sue帽os a la puerta de la propia habitaci贸n, empu帽ando una sangrienta navaja.

Aquella monstruosidad que comet铆amos, invierno tras invierno, sin conciencia del peligro en que pon铆amos nuestras vidas de pocos a帽os, cuando, entre dos luces, acud铆amos, como ladrones, por distintos caminos, a patinar sobre el hielo que se hab铆a formado en La Pilastra, metros m谩s arriba de la Estaci贸n, o en la laguna que se formaba en El Soto, tras los llamados muelles de Lozano.

Aquella aventura, casi siempre a trav茅s de las Trincheras de arriba, antes de que en ellas se abriera aquella cantera de El Gallego, camino del r铆o de Beberino, buscando chapuzarnos en el pozo 鈥donde uno pod铆a tirarse de cabeza鈥, encarg谩ndonos al regreso de untar bien nuestras piernas con saliva, para poder pasar la prueba a que nos pod铆an someter, consistente en rascar la u帽a de un dedo de la mano sobre nuestra piel.

Aquel alarde de imaginaci贸n de Amadeo, 鈥Amadito鈥 el de V铆ctor el del Preventorio, uno de nosotros, que, sin saber por medio de qu茅 artes, convenci贸 a m谩s de uno de que estaba criando, bajo el puente, en la parte del lado de la Estaci贸n, donde siempre permanec铆a una maloliente laguna, nada menos que a un caim谩n. Sin duda fue digno antecesor -el caim谩n, se entiende- de aquel misterioso 鈥cu茅lebre鈥 que, a帽os despu茅s, alguien crey贸 descubrir a la orilla del r铆o, a la altura del Pi茅lago, y que trajo en jaque a paisanos y uniformados durante una temporada.

Aquella tragedia, ocurrida un primer viernes de mes, acaso de mayo, que provoc贸 la interrupci贸n de la Misa de la ma帽ana, en la que uno serv铆a como monaguillo. En la memoria queda aquella carrera acompa帽ando a Don Manuel, que portaba los 煤ltimos Sacramentos, hasta el lugar de los hechos, frente a lo que despu茅s fue el Bar Barrio: all铆 estaba el cuerpo muerto y sangrante de Chucho, el de La Robla, incrustado entre la caja de su propio cami贸n y la ventana, abierta, de la casa en la que viv铆a la familia Lobera. Fue mi primer contacto con la muerte f铆sica y desde entonces supe que en cualquier momento y en cualquier lugar pod铆a aparecer la terrible Parca con su guada帽a.

Aquellas experiencias inolvidables en el barrio de la Plaza: aquel personaje original que fue el T铆o Coque, siempre chispeante en su inacabable mon贸logo, tirando del pesado cuerpo de su mujer, la Se帽ora Pura, cenando, en los poyos del corral, al amor de la fresca nocturna, su leche migada en una lata de sardinas, para evitar as铆 tener que fregar los platos. Aquella sabidur铆a de Quico, el Sereno, despu茅s alguacil, quien, sentado en la tr茅bede de su cocina haciendo tiempo para el obligado paseo nocturno por el pueblo armado del reglamentario chuzo, echando de poco en poco un trago al rico vino de tierra (s贸lo exist铆an las variantes 鈥de tierra鈥 y 鈥de Toro鈥), seguramente extra铆do de los pellejos de la cantina de Agapito, aguant贸 largo tiempo las diatribas de Basilia, su mujer, quien era capaz de mantener varias conversaciones a la vez. 鈥Ay Basilia, Basilia, -termin贸 diciendo, harto de sermones-; unos se emborrachan con vino y otros... con palabras鈥. Aquel mediod铆a de un invierno duro en que, Plaza abajo, los ferroviarios tra铆an en carretillo plano el cuerpo de aquel hombre, s贸lo y emigrado de la lejana Andaluc铆a, que estaba de patrona en casa de la Se帽ora Macaria, a quien conoc铆amos por el nombre de Ja茅n; su cuerpo, moribundo, con las piernas colgando por la parte delantera del carretillo, hab铆a pasado la heladora noche, al otro lado del r铆o, entre un mont贸n de nieve, en un desnivel que exist铆a tras las paredillas que hubo frente a lo que m谩s tarde ser铆a la Discoteca. Hasta all铆 hab铆a llegado, seguramente cargado de orujo, desde el Bar del Tranviario, y de all铆 no pudo pasar. Los chavales rodeamos, entre sorpresa y risas inocentes, aquella macabra procesi贸n que conduc铆a miseria humana con olor a muerte.

Aquellos partidos de f煤tbol entre ferroviarios y empleados del Preventorio, aquellos con camiseta blanquinegra, 茅stos azul celeste, que siempre acababan con merienda y canciones en la Cantina de la Estaci贸n, donde la se帽ora Benilde les serv铆a unas buenas raciones de morro. O aquel ardor que pon铆a Gen铆n, el de Lozano (Don Eugenio despu茅s), el mejor portero de la comarca, para detener como fuera cualquier bal贸n; m谩s de una vez la rapazada rodeamos asustados su cuerpo sacado del campo tras haber sido 鈥embazado鈥 por los mozarrones de La Robla y hac铆amos arder nuestras manos por mor de los aplausos cuando regresaba a su lugar, calaba su llamativa visera y realizaba algunas espectaculares flexiones indicando su perfecto estado de forma.

Podr铆an seguir los relatos, entre la memoria y el olvido, acaso s贸lo inteligibles para quienes vivieron m谩s de lleno aquella 茅poca, pero no os canso m谩s con esta retah铆la de experiencias muy personales. Quedan m谩s en el tintero, por si hay ocasi贸n. Sea todo una levantada de sombrero simb贸lica a esta Villa, que nos acogi贸 y nos configur贸. La historia se escribe en los grandes acontecimientos, pero la vida se hace en el devenir de cada d铆a, en las cosas peque帽as, que hoy me hab茅is permitido compartir con vosotros. Gracias por haberme invitado y por haber prestado atenci贸n a este 鈥remake鈥 de aquel Preg贸n de Fiestas de hace casi veinte a帽os. A todos, muchas gracias. De verdad.


Antonio Trobajo D铆az
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Yosco



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MensajePublicado: Mar Sep 07, 2010 4:30 pm    T韙ulo del mensaje: Responder citando

LA INTERVENCI脫N DEL ALCALDE, D.FRANCISCO CASTA脩脫N, Y DEL CONCEJAL DE CULTURA, JUANJO G. ZALD脥VAR.

Tras el largo y caluroso aplauso a To帽o Trobajo, lleg贸 el turno de intervenci贸n del alcalde, D. F. Casta帽贸n, que lleg贸 con la jovialidad que le caracteriza para reiterar su agradecimiento por mantener esta iniciativa de los Encuentros y subrayar la necesidad de mantener una presencia activa de las personas que llenamos la vida del concejo en los a帽os 50, 60 y 70, teniendo que salir -la mayor铆a- a buscar trabajo en otros lugares. Despu茅s, tras dedicar unas palabras a To帽o Trobajo y el contenido de su presentaci贸n, se centr贸 en los aspectos que ya se rese帽aron en los proleg贸menos del Encuentro: el desaf铆o del futuro tras la inevitable llegada del final de la actividad minera, con una mirada a los valores naturales y otras econom铆as de desarrollo sostenido. No escondi贸 la gravedad de la situaci贸n y la necesidad de ser decididos a la hora de plantearse la supervivencia y desarrollo, con iniciativas atrevidas. Pas贸 a presentarnos la revista Gord贸n y el libro reci茅n editado sobre el Inventario del Patrimonio Cultural, Arquitect贸nico y Etnogr谩fico del concejo. La idea es darnos a conocer y, a la vez, conocernos nosotros mismos y nuestras posibilidades.



Juanjo, por su parte, subray贸 que estas actividades de publicaciones y difusi贸n cultural ya es trabajar por el desarrollo sostenible y nos regal贸 a cada uno de los participantes en el VI Encuentro de los dos n煤meros editados de la revista Gord贸n, as铆 como de un ejemplar del libro Concejo de Gord贸n: Patrimonio cultural, arquitect贸nico y etnogr谩fico, del que tambi茅n se da cuenta en el foro Rinc贸n Literario Gordon茅s y que pod茅is leer all铆 la impresi贸n que, personalmente, me ha merecido la publicaci贸n.

Tenemos que decir, una vez m谩s, que tanto el alcalde como el concejal han sido muy amables y pacientes con todos nosotros y que, por nuestra parte, recogemos su propuesta de comunicar y ser cr铆ticos con nuestra corporaci贸n cuando las actuaciones las consideremos err贸neas o manifiestamente mejorables. Pueden contar con que tanto lo que est谩 como lo que pueda estar mal se lo expondremos con el mejor 谩nimo y disposici贸n.
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Yosco



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MensajePublicado: Jue Sep 09, 2010 1:16 pm    T韙ulo del mensaje: Responder citando

ENTRE LA MEMORIA Y EL OLVIDO.
Antonio Trobajo.


Ayer noche tuve el placer de insertar las palabras que To帽o nos dirigi贸 para la apertura del VI Encuentro. Las coloqu茅 en la entrada anterior LA EXCELENTE MEMORIA DE LOS 50 Y M脕S... y espero que pod谩is disfrutar cada una de sus palabras como lo hicimos en vivo y en directo el pasado 21 de agosto en la Casa de la Villa de La Pola de Gord贸n.

Salud.
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Yosco



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MensajePublicado: Dom Sep 12, 2010 11:09 pm    T韙ulo del mensaje: Responder citando

LIBRO Y REVISTAS PARA LOS J脫VENES GORDONESES DE LOS 60.
FIRMA EN EL LIBRO DE LOS ENCUENTROS.


Tras las palabras del alcalde, Juanjo G. Zald铆var nos invita a que nos hagamos con los dos n煤meros publicados de la revista municipal La Voz de Gord贸n de abril y julio de 2010. A su vez, el alcalde F. Casta帽贸n nos hace entrega del libro sobre el patrimonio cultural, arquitect贸nico y etnogr谩fico: Concejo de Gord贸n, que recojo personalmente en nombre de todos Los J贸venes Gordoneses de los 60.

Mientras recogemos las revistas aprovechamos para dejar nuestra firma en el Libro de Los Encuentros, como viene siendo habitual. Una jornada que empez贸 feliz en un d铆a en el que el buen tiempo quiso acompa帽ar nuestra alegr铆a por el encuentro veraniego.

Entrega del libro:


Firmas en el Libro De Los Encuentros, saludos y recogida de revistas:




Unos momentos muy entra帽ables al que seguir谩n otros... no menos entra帽ables.
Salud.
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Villar铆n



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MensajePublicado: Vie Sep 17, 2010 5:33 pm    T韙ulo del mensaje: Responder citando

He disfrutado viendo la rica colecci贸n de fotos del 6潞 Encuentro; tambi茅n leyendo con deleite lo escrito sobre el evento y las brillantes respectivas intervenciones; me alegr贸 mucho saber que todo fue estupendo y lindo, en ambiente de sincera amistad y simpat铆a. Espero acompa帽aros el a帽o que viene, en el 7潞 E.

Abrazos de,
Villar铆n
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Yosco



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MensajePublicado: Jue Sep 23, 2010 9:35 am    T韙ulo del mensaje: Responder citando

Villar铆n escribi:
He disfrutado viendo la rica colecci贸n de fotos del 6潞 Encuentro; tambi茅n leyendo con deleite lo escrito sobre el evento y las brillantes respectivas intervenciones; me alegr贸 mucho saber que todo fue estupendo y lindo, en ambiente de sincera amistad y simpat铆a. Espero acompa帽aros el a帽o que viene, en el 7潞 E.

Abrazos de,
Villar铆n



Abrazos, Villar铆n. Cu铆date y nos veremos en el VII Encuentro para el que ya hay que empezar a pensar tema y programa.
Salud.
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Yosco



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MensajePublicado: Vie Sep 24, 2010 11:22 am    T韙ulo del mensaje: En el Ayuntamiento. Responder citando

En el Ayuntamiento.

Carlos Luque, uno de los estupendos ponentes del pasado V Encuentro, nos habl贸 y se dirigi贸 a las autoridades presentes para subrayar las riquezas medioambientales del concejo y apuntar la necesidad de no olvidarlo para uso, recreo, disfrute y fuente de riqueza de las generaciones que nos han de seguir; como an茅cdota hizo hincapi茅 en la abundancia y variedad de restos f贸siles, en lugares como la Carba, de un tama帽o considerable, y la curiosidad de que al ser utilizada esta piedra en la construcci贸n, pueden apreciarse estos restos f贸siles en algunas casas o elementos arquitect贸nicos como la escalera de acceso de la misma Casa de la Villa en donde est谩bamos. As铆 que a la salida nos fuimos deteniendo en cada escal贸n hasta dar con un par de ellos; el mayor, creo que era una ammonites, una especia de caracol enroscado, caracter铆stico -seg煤n he comprobado- del periodo cret谩cico y abundante durante el mesozoico.

El sol acompa帽贸 toda la jornada, as铆 que los sombreros de paja conmemorativos del VI Encuentro repartidos por Sole y Guillermo encontraron acomodo en las cabezas de los J贸venes Gordoneses que, poco a poco y aprovechando el momento para intercambiar impresiones sobre la apertura del Encuentro, contar un poco lo ocurrido durante el a帽o o preguntar e interesarse por las circunstancias familiares y personales de los amigos, nos fuimos dirigiendo cuesta abajo, la de nuestro poeta Manuel Garc铆a Brugos, hacia el Ayuntamiento.


Sombreros de los J贸venes Gordoneses del VI Encuentro.


Por la cuesta del ca帽o; calle del poeta Manuel Garc铆a Brugos.

A la llegada al Ayuntamiento el Concejal de Cultura, Juanjo Garc铆a Zald铆var, haciendo de anfitri贸n, nos fue ense帽ando la distribuci贸n, aprovechamiento y uso de las nuevas dependencias municipales. Creo que la opini贸n fue un谩nime al considerar la obra bien acabada, aprovechando todos los inmuebles de la plaza para uso municipal, respetando la unidad y el estilo arquitect贸nico y dotando al Ayuntamiento de unas instalaciones modernas y funcionales. Juanjo tuvo que responder a muchas preguntas, escuch贸 pacientemente muchas observaciones y comentarios, dialog贸 con todos e hizo, en suma, que la visita fuera agradable adem谩s de provechosa. Disfrutamos saliendo a los balcones del Ayuntamiento, probando los sillones de la Sala de Plenos, ocupando los lugares de los concejales y alcalde, 煤nicos muebles originales conservados del edificio reconstruido, comentando la combinaci贸n de colores o la amplitud de la sala y dando nuestra opini贸n sobre cada detalle. Tambi茅n nos inform贸 sobre el funcionamiento del reloj de la torre, ahora muy preciso y controlado desde un pa铆s europeo (驴tal vez Suiza o Austria? No recuerdo), noticia que nos hizo sonr茅ir y agrad贸 a cuantos conocimos desde siempre el reloj tercamente parado, dando -eso s铆- la hora exacta... pero solamente dos veces al d铆a. En fin, momento distendido y alegre que aprovechamos para, a la entrada, hacer una fotograf铆a de grupo, o de la mayor铆a del grupo, ya que algunos hab铆an ido a casa por distintas razones o estaban muy animados tomando el primer vino de la ma帽ana.

**


隆Uhmmmmm....! No todos lo tienen tan claro... Esta nueva corporaci贸n... Los colores de la pared...
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Ultima edici髇 por Yosco el Jue Oct 11, 2012 2:30 pm; editado 8 veces
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Yosco



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MensajePublicado: Mar Sep 28, 2010 9:46 am    T韙ulo del mensaje: Responder citando

DE VINOS, COMIDA, CANCIONES Y DESPEDIDA.

A partir de la visita al Ayuntamiento, comentando lo visto y otras circunstancias, encontr谩ndonos con m谩s gente a cada paso y alguno pidi茅ndonos un sombrero conmemorativo, los J贸venes Gordoneses dedicaron un tiempo a aquella costumbre de siempre de tomar unos vinos despu茅s de la misa de doce de los domingos. En esta ronda hubo agradables sorpresas al encontrarnos con personas que se interesaron por el acontecimiento, algunas de las cuales yo -personalmente- hac铆a muchos a帽os de las que no ten铆a noticia. Me alegr贸 verlas tan j贸venes, tan interesadas y tan dispuestas a tomar parte de futuras citas veraniegas.

*
Ronda de vinos y encuentros.

La siguiente parada fue en el restaurante del camping de La Pola. Como el d铆a acompa帽贸 en todo con su buena temperatura y el ambiente era tan relajado, la ronda de vinos se alarg贸 m谩s de lo previsto y con m谩s de media hora de retraso sobre el horario previsto nos sentamos a la mesa. La morcilla escase贸 este a帽o y hubo que pedir algunas raciones m谩s, que todo se puede perdonar, hasta que el vino sea malo, pero que falten morcillas...

Al comienzo de la comida Castillo nos sorprendi贸 con una postal recreando el motivo del VI Encuentro en la que no falt贸 ning煤n detalle, inclu铆da la mascota Espol铆n. Y tras los postres, con el caf茅, recibimos del amigo joven gordon茅s de los 60, Rafael Rubiejo, unas cajas de puros enviados desde Canarias con la vitola de la imagen de nuestra mascota Espol铆n. Me pareci贸 un gran detalle por parte de Rafa. Desde aqu铆, gracias por acordarte de nosotros y haber estado de esta manera en el VI Encuentro.

La sobremesa, larga, estuvo amenizada a la guitarra por Fali, G谩squez, Morales y Paco Mellada, de quien hay que conocer su faceta de m煤sico y compositor de estupendas melod铆as de las que, espero, tengamos noticia en breve espacio. El ambiente, como siempre, animado; unos cantando, otros escuchando o charlando, y antes de que empezaran las despedidas por raz贸n de hora y compromisos, intentamos otra foto de grupo. Algunos ya se hab铆an ausentado, pero siempre nos queda la magia de Prejub para arreglar estas cosas...

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Sobremesa y canciones.

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Otras fotos de grupo.





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